Durante la emergencia de la web 2.0, se dijo que internet sería un espacio libre, donde podríamos compartir saberes y construirlo de forma colaborativa. Sin embargo, internet se corporativizó no sólo por las gigantes tecnológicos, sino también por las industrias editoriales y la academia que reconfiguraron la forma de privatización del conocimiento. Mientras algunas innovaciones tecnológicas posibilitan los intercambios, las leyes de derechos de autor se vuelven más rigurosas.
Tras haber egresado de Seguridad en Informática, donde conoció de frente el problema de inaccesibilidad de publicaciones científicas, Alexandra Elbakyan, de 23 años, creó en tres días Sci-Hub bajo el lema “el conocimiento pertenece a todas las personas”. Este servicio web permite la consulta, descarga y circulación gratuita de casi 90 millones de artículos científicos por los que, generalmente, hay que pagar.
Las motivaciones de Alexandra son diversas. Ella es originaria de Kazajistán, país que formó parte de la URSS. Desde pequeña se interesó por la programación y la relación computadora-cerebro. A sus 16 años, programó un script PHP que podía descargar cualquier libro de neurociencia de forma gratuita. También ha investigado la forma en la que comunidades ancestrales se relacionaban con la información. Además de sus intereses científicos, en Por qué la ciencia es mejor desde el comunismo, deja clara su convicción política:
El actual modo de producción de conocimiento en el campo de la ciencia es un ejemplo clásico de un sistema capitalista fallido […] La propiedad intelectual no sólo crea injusticia, sino que también es contradictoria en sí misma [...].
Para enriquecer el repositorio, la fundadora de Sci-Hub se asoció con LibGen, proyecto que también defiende el acceso abierto al conocimiento, y recurrió a un sistema de donaciones que utilizó para contactar a estudiantes y pedirles sus credenciales universitarias, con el fin de acceder a más publicaciones; las transacciones económicas se hicieron por PayPal. Elsevier, la editorial que actualmente emplea software espía para sabotear a Sci-Hub, avisó a PayPal, quien suspendió la cuenta de Alexandra. Además, en 2015 esa misma editorial demandó a Alexandra por la absurda defensa de la propiedad intelectual. Elbakyan perdió el juicio, pero, al estar fuera de la jurisdicción estadounidense, no ha sido obligada a pagar la multa.
Alexandra es un emblema para la defensa del conocimiento como un bien común.
¡Viva la pirateria y el libre acceso! <3
Referencias: